Hoy te propongo hacer una pequeña ruta de senderismo que une dos pueblos costeros asturianos; Salinas y Arnao. En ellos descubrirás algunos de sus tesoros mejor guardados, verás un Museo de anclas al aire libre en un precioso acantilado junto al mar, y descubrirás el corazón de la Mina de Arnao.
La pequeña "Ruta de Pinos altos" es parte de la Senda Norte que recorre todo el litoral marítimo asturiano, es muy sencilla y en ella podremos ver la cercanía de la montaña con el mar, contemplando las maravillosas vistas desde sus miradores.
Si no te gusta hacer senderismo o no dispones de tiempo, no te preocupes ya que puedes conocer Salinas y Arnao en coche, al final te pondré un mapa para que ubiques las localidades y la ruta.
La pequeña "Ruta de Pinos altos" es parte de la Senda Norte que recorre todo el litoral marítimo asturiano, es muy sencilla y en ella podremos ver la cercanía de la montaña con el mar, contemplando las maravillosas vistas desde sus miradores.
Si no te gusta hacer senderismo o no dispones de tiempo, no te preocupes ya que puedes conocer Salinas y Arnao en coche, al final te pondré un mapa para que ubiques las localidades y la ruta.
Ruta de Pinos altos (Senda Norte de Asturias)
La ruta comienza en el turístico pueblo de Salinas cerquita de la playa, concretamente al final de la Calle Príncipe Asturias. Puedes aparcar el coche aquí mismo, hay una locomotora de tren en la que en verano se encuentra la oficina de turismo y junto a ella, por detrás de los edificios altos y el restaurante Piemonte, se encuentra la rampa de hormigón por donde se empieza.
El comienzo es bastante pendiente, pero dura muy poco. En seguida, el hormigón se transforma en una bonita pista con troncos a los lados delimitando el camino y muy bien señalizada.
Después de un bonito paseo, llegamos a un cruce que conduce a San Martín de Laspra a la izquierda, a Arnao de frente y a la derecha hacia el mirador. De momento vamos hasta el mirador y después volveremos al cruce para continuar hasta Arnao.
Después de un bonito paseo, llegamos a un cruce que conduce a San Martín de Laspra a la izquierda, a Arnao de frente y a la derecha hacia el mirador. De momento vamos hasta el mirador y después volveremos al cruce para continuar hasta Arnao.
En el mirador hay una pequeña área recreativa con unas vistas espectaculares de Salinas, la salida al mar de la ría de Avilés, incluso a lo lejos se puede ver el cabo Peñas. Hacia abajo hay una vista estupenda del museo de anclas y la Peñona, al que iremos al final de esta ruta.
Retrocedemos hasta el cruce y tomamos dirección Arnao, la senda va ahora en ligero descenso. En seguida aparece la vista de la fábrica de Zinc y poco a poco las casas de la población de Arnao, por donde nos adentramos.
Arnao, pertenece al concejo de Castrillón y su población no llega a 200 habitantes, su historia se escribe con apertura de la Real Compañía Asturiana de Minas en el siglo XIX, ya que el subsuelo de la zona es rica en carbón. El castillete de la mina es lo primero, tras él se construye la fábrica de Zinc desarrollándose poco a poco el pueblo a su alrededor.
El Conjunto histórico industrial de Arnao está incluido dentro del
Patrimonio Cultural de Asturias desde 2006.
Tras pasar las casas, atravesamos un pequeño túnel que nos conduce a la playa de Arnao, de piedra y arena con una longitud de unos de unos 350 metros. Tiene todo tipo de servicios incluido autobús de línea entre la localidad y Avilés, Salinas y Piedras Blancas.
Al oeste de la playa, hay fósiles del Devónico y Carbonífero que constituye el litoral y se prolonga hacia el norte hasta Devon, en Inglaterra.
Al fondo del paseo de la playa junto al monte por donde continuaría la ruta hasta la población de Santa María de Mar, se encuentra la Mina de Arnao, convertida en museo, que vamos a visitar. Tenemos suerte, y una visita guiada justo acaba de comenzar.
Al oeste de la playa, hay fósiles del Devónico y Carbonífero que constituye el litoral y se prolonga hacia el norte hasta Devon, en Inglaterra.
Al fondo del paseo de la playa junto al monte por donde continuaría la ruta hasta la población de Santa María de Mar, se encuentra la Mina de Arnao, convertida en museo, que vamos a visitar. Tenemos suerte, y una visita guiada justo acaba de comenzar.
La mina de Arnao es la explotación de carbón mineral más antigua de la Península Ibérica,la única mina submarina de Europa y posee el pozo vertical más antiguo de Asturias.
En el piso superior se encuentra el museo, con fotos antiguas, recreaciones y todo tipo de explicaciones de la historia de la mina. Pero lo más interesante es la visita a la zona habilitada al público en la que bajarás en una ascensor jaula para pasear por las galerías. La visita es guiada y muy amena, si vas con niños, seguro que también les va a encantar. Hay que recordar que es la única mina española con galerías bajo el nivel del mar, en línea recta se adentra unos 600 metros.
Nada más salir, hay otra pequeña playa, la del Cuerno, menos masificada que la que viene a continuación porque es de piedras, sin oleaje, pero sin salvamento.
Y separando la playa del Cuerno con la de Salinas se encuentra la península de la Peñona, en la que desde hace unos años se encuentra El Museo de Anclas Philippe Cousteau. Es de acceso libre y gratuito y en él se puede ver una colección de anclas que fueron utilizadas en barcos con historia. Por nombrar alguna, podemos ver el ancla del galeón español Nuestra Señora de Atocha rescatada de su naufragio en 1628 cuando regresaba a España cargado con tesoros del Nuevo Mundo. O el ancla principal de la fragata Asturias, primera procedente de un barco de la Armada.
Al fondo y solitario sobre una roca, el busto de Philippe Cousteau, como homenaje y ejemplo de su dedicación al mar. Se instaló en 1997 y está hecho en bronce por Vicente Menéndez-Santarúa, escultor asturiano autor de conocidas esculturas como la de Woody Allen de Oviedo.
INFORMACIÓN ÚTIL
Museo de la Mina de Arnao,
C/ La Mina 7 – 33450 Arnao, Asturias
Teléfono: 985 50 77 99
HORARIOS DE APERTURA
Del 1 de Junio al 30 de Septiembre de martes a domingo: 10 a 20
Lunes cerrado por descanso del personal
Del 1 de Octubre al 31 de Mayo de martes a domingo: 11 a 14 y 16 a 18:30
Lunes cerrado por descanso del personal
Las visitas son guiadas, precio 4,50 €
Tras la visita continuamos la ruta, puedes regresar por el mismo camino que vinimos antes o por la carretera general. La verdad es que es una carretera sin arcén, pero no está demasiado transitada por lo que caminando por la izquierda, no hay ningún problema.
Pasaremos junto a los muros de la fábrica de zinc para llegar a la pequeña Playa del Dólar, un pedrero con restos del arrecife fósil del Devónico, pero sin valor como playa. Junto a ella se encuentra un túnel por el que llegamos a la localidad de Salinas. Éste está regulado por un semáforo ya que es de sentido único, puedes atravesarlo caminando sin miedo porque posee acera para peatones.
Pasaremos junto a los muros de la fábrica de zinc para llegar a la pequeña Playa del Dólar, un pedrero con restos del arrecife fósil del Devónico, pero sin valor como playa. Junto a ella se encuentra un túnel por el que llegamos a la localidad de Salinas. Éste está regulado por un semáforo ya que es de sentido único, puedes atravesarlo caminando sin miedo porque posee acera para peatones.
Nada más salir, hay otra pequeña playa, la del Cuerno, menos masificada que la que viene a continuación porque es de piedras, sin oleaje, pero sin salvamento.
Y separando la playa del Cuerno con la de Salinas se encuentra la península de la Peñona, en la que desde hace unos años se encuentra El Museo de Anclas Philippe Cousteau. Es de acceso libre y gratuito y en él se puede ver una colección de anclas que fueron utilizadas en barcos con historia. Por nombrar alguna, podemos ver el ancla del galeón español Nuestra Señora de Atocha rescatada de su naufragio en 1628 cuando regresaba a España cargado con tesoros del Nuevo Mundo. O el ancla principal de la fragata Asturias, primera procedente de un barco de la Armada.
Al fondo y solitario sobre una roca, el busto de Philippe Cousteau, como homenaje y ejemplo de su dedicación al mar. Se instaló en 1997 y está hecho en bronce por Vicente Menéndez-Santarúa, escultor asturiano autor de conocidas esculturas como la de Woody Allen de Oviedo.
El conjunto tiene varios miradores, en uno de ellos hay una rosa de los vientos. Al fondo, un puente une la península con una gran roca en la que se encuentra el mejor mirador.
La verdad es que esta zona es muy bonita, pero ha perdido parte del encanto salvaje que tenía cuando éramos niños. El puente sustituye a uno colgante, que por la acción del mar se convirtió en inseguro y estuvo cerrado hasta que se urbanizó la zona. También han quitado los trampolines desde los que nos lanzábamos al mar, antes en esa zona había más profundidad, ahora te partirías la crisma. Y el "prao" se ha sustituido en parte por pasarelas y caminos, más cómodo desde luego pero menos natural. Bueno y continúo que me pongo sentimental.
La playa que ahora vemos de unos tres kilómetros se divide en dos, la más cercana es la de Salinas, playa urbana de alta ocupación. Donde están los edificios altos, llamados Gauzones, comienza la Playa del Espartal, conocida también como playa de San Juan. Esta tiene un aspecto más salvaje por el sistema de dunas protegido declarado Monumento natural. Esa zona está menos concurrida pero según te vas acercando al final, vuelve a serlo por la proximidad de los aparcamientos y por que hay una zona de baño.
A pesar del tamaño de la playa, sólo hay tres zonas de baño, una donde estamos, frente al Balneario, otra frente a los Gauzones y la otra casi junto al espigón de la ría de Avilés en San Juan. El resto está prohibido ya que es MUY PELIGROSO, no te fíes si ves a surferos en esas zonas, allí no te puedes bañar.
A pesar del tamaño de la playa, sólo hay tres zonas de baño, una donde estamos, frente al Balneario, otra frente a los Gauzones y la otra casi junto al espigón de la ría de Avilés en San Juan. El resto está prohibido ya que es MUY PELIGROSO, no te fíes si ves a surferos en esas zonas, allí no te puedes bañar.
Un paseo por la playa para tomar un helado acaba con esta bonita ruta en la que además de dar un paseo en plena naturaleza, hemos visto dos museos, uno subterráneo y otro al aire libre, curiosamente ambos junto al mar.
13 Comentarios
Justo estuve la semana pasada y es una ruta preciosa, me has ayudado a entender lo todo mejor, merece una segunda visita!
ResponderEliminarGracias! Me alegro que lo hayas visto más claro con mi explicación! Un abrazo
EliminarMe encanta la ruta, cuanto me queda por conocer de Asturias. Me a parecido muy curioso el busto de Philippe Cousteau incrustada en la roca. Un abrazo
ResponderEliminarEs muy bonito el busto la verdad, he de decir que mi padre colaboró en su colocación ;) Un abrazo Belén y Feliz Verano!
EliminarTu entrada de hoy me ha traído muy buenos recuerdos Carmen, precisamente tengo familia en Avilés y en septiembre del año pasado estuvimos visitando estos lugares que nos muestras. Preciosas fotos, gracias por traerlas.
ResponderEliminarBesos.
Pues cuando vwngas a ver a tu familia, avisame ;
EliminarUff, la de veces que habré paseado por esos lugares, aunque siempre yendo en coche de un lado para otro. Yo no me puedo remontar a mi niñez, porque empecé a ir mucho más tarde, pero a lo tonto, ya han pasado más de dos décadas desde la primera vez. Un lugar muy recomendable.
ResponderEliminarSi, la verdad es que es muy bonita tanto en verano como en invierno. Un abrazo
EliminarAy, Carmen, ¡Cómo me gusta tu tierra asturiana! Y estos paseos por la senda costera son una joya. Me ha encantado el busto de Cousteau, tan peculiar. Entiendo la nostalgia de tus palabras frente a lo que solías hacer de niña y ya no se repetirá. Gracia por compartirlo. Como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, a veces el progreso es lo que tiene. Se estropean muchos paisajes para hacerlos más turísticos. Un beso Cris
EliminarSi, a veces el progreso es lo que tiene. Se estropean muchos paisajes para hacerlos más turísticos. Un beso Cris
Eliminar¡Qué preciosos paisajes los de Asturias! Todavía no conocemos la zona pero seguro que caerá pronto. Qué bonito imaginárselo "a lo salvaje" como tú recuerdas. La seguridad ha de ser siempre lo primero pero muchas veces el lugar pierde el encanto queriendo adecuarlo. Un saludo!
ResponderEliminarEs el progreso ;) un abrazo!
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